Ateneo de Boconó, 63 años cristalizando los sueños del jardín
Da gusto rememorar cómo la capacidad y las voluntades se aunaban para trabajar vigorosamente persiguiendo un fin común. Con esencial sentido de trabajo, asistidos por un entrañable fervor y poniendo de manifiesto, a cada paso, la consagración del Ateneo a favor del adelanto de esta tierra trujillana. Con el Ateneo, la ciudad de Boconó comenzó un despegue en su desarrollo.
Transcurrían los últimos
meses del año 1958. En el ambiente ya se adivinaba la próxima Navidad que
además de subyugar con su encanto, estimulaba a permanecer expectantes ante la
posibilidad de realizar proyectos fecundos en beneficio de todos. En el mes de
noviembre se publicaba un editorial en el quincenario «Tiempo y Letra»,
titulado «Necesidad de una Casa de la Cultura para Boconó». Su autora, Lourdes
Dubuc de Isea, fundadora del periódico antes mencionado, se había impuesto otra
tarea no menos importante: la de promover la instalación de un Ateneo. Para
hacer tangible la idea, convocó a las personas de reconocida preocupación por
el adelanto sociocultural de la comunidad y con este grupo el entusiasmo
creador se multiplicó y expandió. Ya son 63 largos años después, seguro que
para quienes aún transitan esta vía como Doña Lourdes, debe ser grato recordar
y que por ese puente de sueños retornar a tan hermosa época.
Da gusto rememorar cómo la
capacidad y las voluntades se aunaban para trabajar vigorosamente persiguiendo
un fin común. Para lograrlo, las tareas sedividieron equitativamente: Lourdes
de Isea coordinó y motorizó iniciativas. Alfredo Lamus Rodríguez y Pedro Luis
Arcílago elaboraron estatutos y personería jurídica. Francisco Mercado,
estableció el sistema administrativo interno. Lucrecia de Lamus se ocupó de la
secretaría mientras que Orestes Alarcón, Eve Rosa González, Héctor Calderón,
María Josefa León, Leonor Gabaldón y el presbítero Mariano Martín, cumplían las
tareas asignadas. Gladys de González, Clemencia Isea Leonardi y Myriam Sambrano
de Urosa, se enrolaban como socios en el curso de la campaña que arrojó resultados
sorprendentes. Ese primogénito grupo de forjadores no se sintió solo en tan
importante empresa. De Valera llegaba la frecuente orientación de la insigne
educadora y ateneísta Aura Salas Pisani, y de Caracas el estímulo de Joaquín
Gabaldón Márquez, Oscar Sambrano Urdaneta, Domingo Miliani y José Ramón Medina.
Con profunda satisfacción se fueron dando cuenta que el intento no podía fallar
y así, el 7 de abril de 1959 nació el Ateneo de Boconó, con una fuerza y una
fisonomía que desde siempre garantizaron su vigencia y verticalidad.
Con esencial sentido de
trabajo, asistidos por un entrañable fervor y poniendo de manifiesto, a cada
paso, la consagración al adelanto de esta tierra trujillana, no hicieron otra
cosa que permanecer en una constante vigilia, circunstancia que permitió ir
solidificando, etapa tras etapa, una labor que ha merecido el reconocimiento de
muchos. No hubo lugar para desmayos ni tiempo de vacilaciones.
Sería imposible enumerar
en esta crónica todas las actuaciones, pero queda constancia que por su
escenario ha pasado lo más selecto de la intelectualidad venezolana y muchos de
los mejores espectáculos venidos del exterior. Además las más célebres
personalidades tanto artísticas como políticas, han pisado ese recinto
patrimonio regional.
Hizo florecer el jardín
Antes del Ateneo la
ciudadanía de Boconó estaba adormecida. Tal vez pensando en algún caudillo que
les resolviera, por acto de magia, los graves asuntos. Pero las mujeres,
quienes siempre en Boconó han dado el gritico oportuno, se organizaron,
sacudieron el espíritu de sus coterráneos y armaron el gran alboroto. Así nació
el Ateneo. Una institución orientada a librar todas las luchas necesarias para
cambiar la vida a través de las más disímiles expresiones de la cultura.
El Ateneo, dentro de una
retrospectiva del camino arado, fue arrojando un saldo positivo de gran
contenido social reconocido fuera del estado Trujillo. En pocas palabras, el
Ateneo hizo que floreciera el hermoso jardín boconés.
Liderazgo que movió cimientos
Tal como lo hemos dicho
anteriormente, sería “Tiempo y Letra» el que encendió la idea, sembró la
inquietud, en aquel editorial del mes de noviembre de 1958, en donde se habló
de la necesidad de crear una Casa de la Cultura en Boconó.
Un grupo joven, liderado
por la meritoria matrona boconesa, Lourdes Dubuc de Isea dio calor a la idea y
seis meses después, el 7 de abril de 1959 el Ateneo de Boconó era formalizado,
tal como lo registra el acta firmada por Lourdes Dubuc de Isea, Leonor
Gabaldón, Clemencia Isea Leonardi, Lucrecia de Lamus, Myriam Sambrano de Urosa, Gladys de González,
Eve Rosa González, María Josefa León, el presbítero Mariano Martín, el doctor Alfredo
Lamus, doctor Pedro Luis Arcílago, señores Orestes Alarcón, Héctor Calderón
Pinto, Arturo Blas León y Francisco Mercado (hijo). Sería entonces el 21 de
abril de 1959, el Ateneo de Boconó comenzó a funcionar oficialmente.
Desde la calle Miranda
La vieja casona colonial
de la calle Miranda fue la sede inicial de la institución. Allí el calor de las
manifestaciones culturales del pueblo fue reclamando cada día una extensión más
amplia y apropiada para el desarrollo de nuevas ideas y proyectos que parecían
irrealizables.
Durante la administración
del presidente Rómulo Betancourt, gracias a la gestión de los directivos
ateneístas se logró que el primer mandatario decretara la construcción de la
nueva sede. Otra mujer reemplazante de Lourdes Dubuc de Isea, fue Myriam
Sambrano de Urosa, quien se hizo cargo del timón de la institución en 1961 y
con dinamismo y perseverancia, sumado al esfuerzo de todos quienes le
acompañaron en la directiva, lograron que durante la Presidencia del doctor
Raúl Leoni se iniciara la construcción de la obra y posteriormente en la
administración del doctor Rafael Caldera, fuera inaugurado el edificio que hoy
ocupa, un 27 de noviembre de 1970.
UNA FECHA
27 de noviembre de 1970 se
inauguró el edificio del Ateneo, una historia que bien merece una crónica
aparte y que nos comprometemos en contarla próximamente.
La magia de Myriam
Sambrano
Myriam Sambrano de Urosa
durante casi 40 años guio con manos firmes el rumbo de esta institución. Dicen
que la perseverancia, el buen entendimiento y el firme deseo de servir al
pueblo, le reportó gratas satisfacciones y los éxitos que ha obtenido esta Casa
de la Cultura a través de todas las programaciones que se han emprendido,
lógicamente, dentro del campo del arte. Myriam Sambrano le dio ese toque mágico
al crecimiento y a la actividad cultural.
La institución no sólo se
dedicó a dar cabida a espectáculos, obras, presentaciones artísticas, etc. El
Ateneo ha sido también, una escuela de otras manifestaciones.
Comentarios
Publicar un comentario